1859-1938. Filósofo alemán. Se dedica a configurar una fenomenología trascendental, en controversia con la interpretación que habían dado a la misma discípulos suyos como Heidegger.
La crisis de fundamentos de la filosofía y la ciencia se debía, al parecer de Husserl, al culto a los hechos, a lo fáctico, empírico y relativo que habían llevado a cabo tanto el positivismo como el naturalismo (para el que todo es naturaleza física) y el historicismo (la filosofía es una creación histórica).
Husserl denuncia que el psicologismo conduce al relativismo y al escepticismo. Si todo se reduce a procesos psíquicos, nuestros juicios no podrán poseer una validez necesaria y universal (características de la ciencia), quedándose en el ámbito de la mera probabilidad.
Aunque las reglas del proceder de la mente son subjetivas, la lógica trata de las verdades objetivas y universales, su contenido no es reducible a un acto o fenómeno psíquico. Como alternativa capaz de otorgar validez universal a la filosofía, Husserl propone el método fenomenológico o la fenomenología.
El método fenomenológico
La fenomenología es un método para conocer la realidad de una manera objetiva, no quedándose en una mera explicación de los hechos (positivismo), sino adentrándose en su propio núcleo constituyente: las esencias de las cosas.
Hemos de ir a las cosas mismas, pero éstas no consisten más que en un aparecer, un mostrarse, una manifestación en la que se aparece todo aquello a lo que le atribuimos "ser". Los fenómenos no se refieren a algo exterior, extramental. No hay ningún noúmeno (cosa en sí) detrás del fenómeno. Pero al aparecer tiene lugar en la conciencia y ésta no puede ser concebida como un "ente" o substancia determinada ni siquiera como un ámbito en el cual aparecen las representaciones que concuerdan o no con las cosas "exteriores". Atenerse a las cosas mismas, a lo que se muestra ello mismo supone, por un lado, despojar todos los elementos extraños y añadidos no sólo al fenómeno, sino a la conciencia misma. La fenomenología es una depuración.
La conciencia de la que habla Husserl, se apoya en la intencionalidad. La conciencia es intencional porque siempre tiende hacia algo, constituyendo al objeto como objeto y descartando su existencia "extramental". El objeto no es algo "real", sino "ideal", lo cual no significa que sea subjetivo.
Husserl distingue entre los actos mediante los cuales, la conciencia tiende hacia su objeto y que tiene distintos modos de ser representados.
El primero es la nóesis, que es un acto subjetivo de la conciencia. El segundo es denominado nóema, y es un aspecto objetivo de la conciencia. Cuando hacemos una multiplicación, distinguimos efectivamente entre el acto psiquico de pensar (nóesis) y el contenido de ese pensamiento. La certeza de la multiplicación depende de la verdad del enunciado, no del acto psíquico de pensarlo. En definitiva, es el nóema el que valida y explica la nóesis.
La triple reducción fenomenológica
La tarea fundamental de la fenomenología consiste en atenerse sólo a lo dado, desprendiéndolo de todo ropaje superfluo. Esto supone suspender, "poner entre paréntesis" la cuestión de la existencia extramental, la exterioridad, que, al decir de Husserl, es algo que acontece en la propia conciencia. En esto consiste fundamentalmente en abstenerse de emitir un juicio acerca de la cuestión de la existencia, tomándola exclusivamente como un aparecer en mi conciencia.
La segunda reducción, la eidética, trata de buscar la esencia de las cosas, y que se realiza mediante la intuición, o manifestación directa e inmediata de los límites dentro de los cuales algo podría variar sin dejar de ser lo que es (esencia).
Todo lo accidental y contingente se suprime hasta llegar al núcleo invariable que permite la identidad de algo y que constituye sus características universales y necesarias. La esencia es denominada también eidós y no se capta por abstracción sino mediante una intuición que nos remite a lo absolutamente real y necesario.
En la reducción trascendental es la conciencia misma , entendida como substancia, como "yo", la que sucumbe. El yo se hace ahora conciencia pura, "yo trascendental" que consiste en un percatarse, un darse cuenta de la presencia de algo, de las esencias, por encima de lo meramente empírico, psicológico y contingencial.
La conciencia nunca se muestra a sí misma, nunca se revela, no es un objeto ni puede ser pensado.