Para que un suceso A sea la causa de un suceso B se tienen que cumplir tres condiciones:
Que A suceda antes que B.
Que siempre que suceda A suceda B.
Aristóteles: La mente humana llega a conocer las verdades básicas o premisas primarias o primeros principios, que no son innatas, ya que es posible desconocerlas durante gran parte de nuestra vida. Tampoco pueden deducirse a partir de ningún conocimiento anterior, o no serían primeros principios. Afirma que los primeros principios se derivan por inducción, de la percepción sensorial, que implanta los verdaderos universales en la mente humana. De esta idea proviene la máxima escolástica "nada hay en el intelecto que no haya estado antes en los sentidos. Al mantener que "conocer la naturaleza de una cosa es conocer, ¿por qué es?" y que "poseemos conocimiento científico de una cosa sólo cuando conocemos su causa".
Aristóteles postuló cuatro tipos mayores de causa como los términos medios más buscados de demostración: la forma definible; un antecedente que necesita un consecuente; la causa eficiente; la causa final.
Según Hume, nunca hay observaciones suficientes para relacionar A con B.
En Kant (en desacuerdo con el pensamiento de Hume), la causalidad es una de las categorías a priori del entendimiento, y entonces no proviene de la costumbre (como decía Hume) sino tiene un carácter necesario y universal. Esto permite que la ciencia se apoye sobre el principio de causalidad sin dejar de ser necesaria y universal.