Su filosofía, concebida esencialmente como un "pensar hasta el final" la filosofía de Kant, es deudora de Platón y Spinoza, sirviendo además como puente con la filosofía oriental, en especial con el budismo, el taoísmo y el vedanta (resumen de las enseñanzas esotéricas que se pueden extraer de las leyendas de los Araniakas (escrituras ‘del bosque’), y de las Upanishads (escrituras compuestas aproximadamente desde el siglo VI a. C.).
Su trabajo más famoso, El mundo como voluntad y representación, supone una de las cumbres del idealismo occidental (familia de teorías filosóficas que afirman la primicia de las ideas o incluso su existencia independiente), e influyó en el pesimismo profundo de las obra de escritores y pensadores de los siglos XIX y XX.
Tomó como base de su propio sistema el criticismo de Kant. Sin embargo, mientras el Kant de la primera crítica negaba radicalmente la posibilidad de conocer el noúmeno o cosa en sí, Schopenhauer sostuvo que mediante la introspección era posible acceder al conocimiento esencial del yo. Identificó a este con un principio metafísico al que denominó "voluntad" o "voluntad de vivir".
Por otra parte, redujo los doce conceptos puros a priori del entendimiento (categorías) del sistema kantiano a uno sólo: el principio de razón suficiente o de causalidad.
El concepto de voluntad, no alude a la mera facultad psíquica de querer sino
que se refiere a un ser o esencia de carácter metafísico cuyo correlato sensible es el mundo fenoménico.
El mundo de los fenómenos —que a diferencia de la Voluntad está sujeto indefectiblemente a las coordenadas espacio-temporales determinadas por el principio de individuación y a la ley de causalidad—,
no es más que la Voluntad misma "objetivada" que, en cuanto tal, debe
ser entendida en términos de lo que llama "representación" -
Según Schopenhauer, la voluntad (en su modo de ser objetivado) se
manifiesta en todos los estratos del mundo natural, desde la simple
piedra hasta el hombre, en quien alcanza su grado máximo al adquirir la
forma del deseo consciente. La Voluntad no es otra cosa que "un ciego afán, un impulso o pulsión carente por completo de fundamento y motivos"
En otras palabras:
Bajo tales aspectos,
entonces, resulta evidente que yo, con razón, haya puesto a la Voluntad
de vivir como lo ulteriormente inexplicable, o más bien, como fundamento
y base de toda explicación y que esta —muy lejos de ser un palabrerío
vacío como 'lo absoluto', 'lo infinito', 'la idea' y demás expresiones
similares— sea lo más real que conocemos; más aún: el núcleo de la realidad misma
Ahora bien, en la medida en que la voluntad se expresa en la vida
anímica del hombre bajo la forma de un continuo deseo siempre
insatisfecho, Schopenhauer concluye que "toda vida es esencialmente
sufrimiento". Y aun cuando
el hombre, tras múltiples esfuerzos, consigue mitigar o escapar
momentáneamente del sufrimiento, termina por caer, de manera inexorable,
en el vacío del aburrimiento. Periplo éste que la inteligencia sólo puede anular a través de una
serie de fases que conducen, progresivamente, a una negación consciente
de la Voluntad de vivir. Es por ello por lo que Schopenhauer propone una huida del mundo.
Por lo tanto, el filósofo reconocerá como válidas sólo tres alternativas, que jerarquiza según el grado de aniquilación de la Voluntad implicado en cada una de ellas:
- la contemplación de la obra de arte como acto desinteresado, fundamento de su estética;
- la práctica de la compasión, piedra angular de su ética;
- la autonegación del yo (asimilable a una suerte de nirvana) mediante una vida ascética.
Schopenhauer fue el primer gran filósofo occidental que puso en contacto los pensamientos de su época con los de Oriente y uno de los primeros en manifestarse abiertamente ateo.
Destacar la acérrima defensa que propugnó por
los derechos animales:
La compasión hacia los
animales está tan estrechamente ligada a la bondad de carácter que se
puede afirmar con seguridad que quien es cruel con los animales no puede
ser una buena persona.
Una compasión sin límites por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la buena conducta moral.
Ni el mundo es una chapuza para nuestro uso ni los animales son un producto de fábrica para nuestra utilidad.
El hombre no debe compasión a los animales, sino justicia.
El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales
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